Grumir, más vueltas a la noria

No se sabe si porque todavía les queda mal cuerpo al comprobar que lo que montaron como chiringuito para colocar amigos acabó profesionalizándose o porque Galicia, en cuestión de emergencias, sigue ayuna de un plan tantas veces prometido como no concluido en su conjunto, lo cierto es que cada 31 de diciembre de los últimos seis años la continuidad de los Grumir allí donde existen –catorce en Terras– depende de aberraciones administrativas tales como negociaciones, subvenciones y caciqueos varios de distintas administraciones, a falta de una regulación real y efectiva. Ese nunca concluso plan de emergencias habla de la incompatibilidad de Grumir y Bomberos en un mismo municipio. Algo, en principio, lógico, sólo hasta la adecuada delimitación de funciones de unos y otros. Lo cierto es que los Grumir vienen reafirmando en los últimos tiempos una profesionalidad, eficacia y cobertura difícil de atender por otros estamentos de emergencia y hacerlos desaparecer es un lujo que algún dìa puede pagarse caro. Lo que se precisa es concluir el plan de emergencias, fijar tareas concretas a cada grupo de seguridad, hacerlos interactivos en funciones y territorio y desterrar su interinidad. Y eso exige querer. Y saber.